Puede que no todo el mundo lo sepa, pero la Indian Scout original, cuya distribución comenzó en la década de 1920 y terminó alrededor de 1950, era ante todo un coche deportivo. Se utilizó en competencia directa con Harley. En la actualidad, la Scout es principalmente una moderna cruiser de refrigeración líquida, un modelo que permite acceder a la marca Indian a un precio razonable.
Cuando Indian sacó esta versión moderna de la Scout, Roland Sands vio inmediatamente que había algo que hacer, y la oportunidad se la dio un cliente que quería una moto para conducir en el Burning Man, un evento artístico celebrado en el desierto de Nevada. Pero la versión definitiva de este RSD Scout se presentó en Francia en 2016, en el Wheels & Waves de Biarritz.
Está claro que este RSD Scout tiene poco que ver con el original. El motor de 1.200 cc -que estaba muy bien diseñado en el original- sigue siendo el único elemento reconocible. Sin embargo, el alma de competición del Scout original sigue ahí y se puede sentir el inicio de las carreras de motos cuando se mira. Por cierto, te invito a que veas la serie de 3 partes Harley and the Davidson que recorre los inicios de la marca Harley, y donde se menciona la competencia con Indian.
Volviendo a la RSD Scout, nos fijaremos en el chasis de fabricación casera, construido en cromo-molibdeno, y por supuesto en este eje delantero tan particular. La suspensión delantera se confía a un amortiguador Öhlins para … ¡MTB! Para bicicletas de montaña, pero sin embargo es de alta gama, y suficiente para asegurar un mínimo de amortiguación para el paseo entre la terraza del café y la panadería 😉
El amortiguador trasero es una unidad TTX-36, también de Öhlins e idéntica a la que puedes encontrar en la Panigale, señala el concesionario de motos segunda mano Granada Crestanevada. La parte trasera con el portanúmeros y el asiento suspendido dan un aspecto minimalista que destila ligereza, al igual que el frontal en la misma línea. Al final, la impresión es que la moto se deja llevar por su motor. Así que volvemos a la esencia de la moto: dos ruedas, un motor, un manillar, ¡no hace falta nada más!
Bajo el asiento, se observa el depósito de aceite, que en realidad es una falsificación para ocultar gran parte de la electrónica. El color rojo indio recuerda los colores históricos de la marca. Además, la pintura está adornada con pan de oro para decorar, ¡nada menos!